¿En qué pensamos cuándo escuchamos la palabra enfermo mental?
¿Quién es un enfermo mental? ¿Se le debe llamar así?
La palabra enfermedad viene del latín, infirmitas, que significa falto de firmeza. Según la Organización Mundial de la Salud OMS, es la alteración del estado fisiológico en una o varias partes del cuerpo, por causas conocidas y manifestada por signos característicos.
Olvidando estás definiciones poco entendibles se puede decir que son los olvidados por la sociedad, los que escuchan voces, los depresivos, son los que les tiemblan las manos de los nervios, el triste, el de la mirada perdida, es el que no volteamos a mirar, el que merece sátira y rechazo injusto de todos por ser diferente.
Aún en estas fechas donde la medicina está a la vanguardia, se desconoce la causa de lo que según se debe nombrar «trastorno mental», solucionándolo con un coctel de medicamentos e infinitas terapias.
Dejando la ciencia a un lado se puede decir que la causa de estas demencias, como así les llama la medicina, pueden ser factores sociales o familiares, que incluyen tristeza y soledad las cuales son ignoradas cuando se diagnóstica una enfermedad mental.
A menudo se le trata como un individuo de alta peligrosidad, se le tiene miedo, un temor ligado a la ignorancia. Le dicen de diversas maneras loco(a), demente o enfermo(a) mental. En muchas ocasiones los familiares son los primeros en alejarlos de la sociedad.
A lo largo de los siglos, el enfermo mental, además de la burla y el rechazó, ha sufrido terribles experimentos, purgas e incluso tratamientos con electricidad.
Según los médicos de la época, las purgas intestinales servían de remedio para cualquier tipo de manía, creían que un síntoma común de la demencia era el estreñimiento, recetando las pastillas azules conocidas como las píldoras del doctor Segond, elaboradas a base de cloruro de mercurio, un compuesto tóxico que les causaba náuseas, vómitos de sangre y hemorragias en intestinos, llevando al paciente a la muerte.
Las películas e incluso los reportajes nos hacen acordarnos de los enfermos mentales, tal es el caso de la periodista estadounidense Elizabeth Jane (1864-1922) conocida como NellieBly, precursora del periodismo de investigación y periodismo encubierto. En 1887 escribió el libro “10 días en un manicomio”, haciéndose pasar por interna y relatando los días que vivió ahí, los cuales se resumen en falta de comida, frío, burlas e incomprensión por parte del personal de esa época.
A partir de sus reportajes y libros cambió un poco la situación de los manicomios, lo que más le valió a la arriesgada periodista fue despertar la conciencia pública, pero todo queda en el pasado, y tuvieron que pasar 132 años para que la película “Joker” (2019) volviera a despertar la conciencia pública que en estos tiempos, todo se olvida rápido.
El loco, demente o enfermo mental no le importa a la sociedad, y por qué no le importa, porque no es capaz de preguntar cómo se siente.
Facebook: Ada Lorena Periodista en Arte y Cultura
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