Barragán: los excesos del arte contemporáneo



De nuevo otra exageración del arte contemporáneo hace sus estragos, que ahora recaen en la memoria de Luis Barragán (1902-1988), uno de los arquitectos más importantes del siglo XX. Sus cenizas forman parte del anillo con diamante creado por Jill Magid, quien se aprovecha de sus restos para convertirse en una artista marketinera.

No es el primer trabajo necrofílico que propone Magid. Su obra remite a la calavera humana incrustada con 8 mil diamantes del artista Damien Hirst, nombrada “Por el amor de Dios” con un costo aproximado en 100 millones de dólares, es la obra más cara de un artista contemporáneo. La calavera ha sido exhibida en los mejores museos del mundo.

Según esta artista sus proyectos crean un proceso seductivo e íntimo enlazando una historia de amor y de compromiso. Desde hace diez años firmó con una empresa especializada para transformar cuerpos incinerados en diamantes, especificando que sus restos serán convertidos en brillantes que se cotizaran en millones de dólares.

¿Por qué no tenemos un museo Luis Barragán? ¿Por qué trajo una propuestas macabra Jill Magid?, ¿fue para hacer promoción de su trabajo arquitectónico? Hasta dónde llagarán las barbaridades del arte contemporáneo y oportunistas, las cuales se cuelgan de artistas renombrados, todo por volverse famoso y por dinero.

No es sorprendente que Magid lograra su cometido, sino que obtuviera apoyo de los familiares y de autoridades para sacar algunos gramos de sus cenizas de la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres. Esta supuesta obra de arte, antes de ser un problema estético, es un problema político, legal y por supuesto ético.

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