Alberto Durero, hasta el juicio final

 

El cielo se abre para dar paso a cuatro caballeros. Uno de ellos lleva un arco y se dispone a conquistar; otro con una gran espada, desencadenará la destrucción; un tercero lleva colgando una balanza que se tambalea por el aire: representa la crisis económica; por último la muerte, que persigue a los desprotegidos humanos con un tridente puntiagudo, sintiéndose con la fuerza de Poseidón para rematar con esta arma a quien encuentre a su paso.
Cabalga en un desnutrido caballo, lo siguen caras monstruosas que representan el infierno, trae consigo el hambre y la pestilencia al mundo entero.
Ningún artista se había atrevido a plasmar las terribles visiones de los horrores del juicio final, El Apocalipsis de San Juan: “Los cuatro Jinetes del Apocalipsis”, es obra del artista alemán más renombrado del renacimiento: Alberto Durero (1471-1528). Sus pinturas, escritos sobre arte y  grabados, inspiraron a múltiples artistas y tuvieron vital importancia para el futuro del arte.
Durero fue hijo de un destacado orfebre proveniente de Hungría establecido en la floreciente  ciudad de Nuremberg. Desde niño sus dibujos sorprendían. Ingresó en el taller más importante de retablos e ilustraciones de grabados de madera perteneciente al maestro nerumburgués, Michael Wolgemur. Cuando concluyó sus enseñanzas en el taller, siguió la costumbre de los artesanos medievales y anduvo de un lado a otro para ampliar su conocimiento y perspectivas.
Se estableció en su ciudad natal para casarse y abrir su propio taller. Una de sus primeras magníficas obras fueron la serie de grabados en madera para ilustrar el Apocalipsis de San Juan, teniendo un éxito extraordinario. Su imaginación hizo que la población de esa época se interesaran por temas bíblicos, muchos esperaban que estas profecías se cumplieran en el transcurso de sus vidas.
El gran maestro Durero demostró ser un artista fantástico y visionario, un verdadero virtuoso del gótico creador de los monumentales pórticos y catedrales, quien no contento con esto, centró su mirada y desató su pincel en la naturaleza, en sus lienzos la plasmó con tanta fidelidad y nitidez que le hicieron extender aún más su fama.
Uno de sus admiradores y mecenas fue el emperador Maximiliano, quien le aseguró numerosos proyectos ambiciosos. En una de sus visitas a los Países Bajos fue recibido como un señor con los mejores cortejos.
En su época fue considerado como un hombre misterioso y poseedor de grandes conocimientos. Sus pinturas y grabados llevan sus iniciales A y D, asimilando una puerta que de ahí desatara su magnificencia.

A saber

Autorretrato (1493)
  • Nació en Núremberg, Sacro Imperio, actualmente Alemania. Murió a los 56 años de edad.
  • Apocalipsis es una serie de grabados realizada en 1498.
  • La obra mide 39×28 cm.
  • Se encuentra resguardada en el Museo de Arte Staatliche Kunsthalle, Karlsruhe, Alemania.

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