La muerte no es tangible, pero sí visual, así la interpreta uno de los más renombrados retratistas de la época del Renacimiento: Adrien Van Cronenburch (1525-1604)
Quien indaga el pasado de una época puede conocer a través de la historia del arte su contexto social, normas, reglas, misterios y secretos.
Un tema durante el periodo del Renacimiento que estuvo cargado de misterio y simbolismo fue el retrato. Estos en su mayoría fueron realizados por encargo con el interés de perpetuar al posante y así sería recordado por siglos después de su estancia en el mundo terrenal.
La muerte no es tangible, pero sí visual, así la interpreta uno de los más renombrados retratistas de la época del Renacimiento: Adrien Van Cronenburch (1525-1604).
Proveniente de lo Países Bajos del Norte. Su trabajo se caracteriza por trazos bien definidos, personajes rígidos de mirada expresiva mostrando cada detalle en los pliegues de sus vestimentas y sobre todo por su simbología. Hasta el día de hoy sus dos cuadros conocidos como “Dama y niña” (1567) y “Mujer holandesa” (1567) causan indagatorias entre quienes los ven.
Los dos cuadros fueron realizados en el mismo escenario, en el que resaltan dos aldabas forjadas en bronce, conocidas en ese tiempo también como llamadores o manijas. Se utilizaban en la parte exterior de las puertas. Los visitantes golpeaban las aldabas para llamar. En estos cuadros los llamadores representan dos cabezas de león, una figura que resalta por su valor artístico y emblemático que proyecta fuerza y poder.
La fragilidad de la vida la refleja en el retrato “Dama y niña”. La más joven, entre sus manos lleva una flor que simboliza el indicio de un nuevo amanecer. La calavera fue un símbolo utilizado en las pinturas de los grandes maestros. Al final de cuentas es lo único que queda cuando el cuerpo se desintegra, quizás Van Cronenburch quiso plasmar la prueba de vida ante la ausencia de su alma. La aldaba de león derecha permanece con los ojos cerrados. En las paredes del que parece un castillo está escrita la leyenda‘NASCENDO MORIMVR’.
En el otro cuadro aparece el mismo entorno arquitectónico, solo que se agregó una cortina de color verde. Ambas mujeres tienen casi las mismas facciones. La de menor estatura lleva consigola flor, que quizás le esté entregando. Ambas visten de negro, en esa época simbolizaba la tristeza y la melancolía.“La dama holandesa” podría sugerir que es la misma, pero años más tarde.
Los tres cuadros están registrados con el mismo año. Los retratos nos hace indagar si es la misma mujer o bien su hija por el parecido. La muerte no es tangible, pero el arte inmortaliza y hace que el recuerdo perdure por siglos. No sabremos quiénes fueron sus personajes, el nombre o si es la misma mujer, pero nos deja la inquietud con la que la plasmó su mirada rígida, la elegante vestimenta y los peinados de ese tiempo.
En esa época del Renacimiento europeo, se tuvieron diversos cambios en todos los sentidos. Los pintores, poetas y músicos, celebraban la muerte como el arte de morir enlazada al ciclo de la vida.
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