El mercado del arte


«Aparte de las drogas, el arte es el mercado más grande y menos reglamentado del mundo”, menciona el crítico y escritor de arte Robert Hughes  en su documental “La maldición de la Mona Lisa” (2009). Entonces ¿quién le pone precio?  El arte es el único mercado que tiene un estatus especial: un valor simbólico y un valor de mercado.

Las obras de los grandes maestros (Old Masters) tienen un precio por su importancia histórica y el contexto social que transmitían de la época, no se sometían a que el golpe de un martillo designara su valor. Aquí nace la pregunta ¿Por qué una obra nueva, de un artista contemporáneo, adquiere un significado tal que justifique su exagerado precio? Este tipo de pseudoarte no tiene un valor simbólico sólido que no pueda ser traducido en dólares, euros o pesos, es decir, en dinero.

Pongamos de ejemplo la obra “Das Kapital”, ladrillos y libro adquirida en la reciente Colección Pueblo de Jalisco con un costo de 650 mil pesos,  ¿qué valor simbólico justifica este precio? Para crear un sentido que justifique el valor de mercado, se pone en marcha toda una construcción de agentes dedicados al arte: galeristas, “marchands”, asesores, casas de subastas, coleccionistas, investigadores, medios de comunicación e incluso a los propios artistas, quienes hacen que una obra haga valer un precio determinado.

La idea es hacerle creer, a los coleccionistas y compradores, que adquirieron lo más nuevo —lo que buscan todos y lo mejor del mundo— pero aún ponen al artista de moda como si también fuera una mercancía. Esta sobrevaloración afecta su quehacer artístico. Se ha llegado a tal punto que el arte ya no es valorado por su perspectiva crítica, sino por su precio.

Facebook: Ada Lorena Periodista

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